viernes, mayo 27, 2005

1 lágrima x ojo

Sacó la comida del micro y puso un disco que hacía tanto no escuchaba. Era de Silvio Rodriguez, el que escuchaba en compañía de sus padres cuando era tan solo una niña. Las canciones y los recuerdos comenzaron a surgir. Los domingos en casa, sin trabajo, sin siquiera nada que estudiar, solo el dia en familia. Los juegos con las chicas del barrio. Solían grabarse cantando. A veces Silvio Rodriguez, otras veces Mecano. Masticando de imprevisto su mirada se perdió, su mente en blanco volvía a rememorar aquellos momentos donde todo era alegría e inocencia. Los tíos y los primos de visita, el padre con el asado. Se vió cantando con su abuela. La vió cantando a su lado esa canción, esa misma canción que ahora escuchaba como por primera vez. Esa letra la sabía. Su tarareo se volvió canto en la quinta canción, era la más conocida del disco. Esa canción, Ojalá, era la primera que había escuchado del cubano. Le hacia recordar olores, sensaciones de antaño. Se le humedecieron los ojos, ella nunca lloraba. Siguió cantando con la boca llena de comida. Apenas se escuchaba, era solo un eco de lo que el disco reproducía. Sintió cada vez más emoción, notó que la humedad se había apoderado de su ojo y convertido en lágrima. Tragó, se llenó los pulmones y cantó a viva voz el estribillo. Otra lágrima se desprendió ahora del otro ojo, el derecho. La canción terminó. Ella no tenía más comida en el plato. Secó su cara, se levantó y salió a matar.