sábado, febrero 26, 2005

Harry, el mitómano

si no les gustó mi post anterior pueden besarme el culo, eso fue lo que les dije a un par de tipos ayer. Salí solo ayer a tomar algo y se me plantaron unos infantes juveniles que seguramente siguen jugando (bueno, jugaban) a la payana los domingos de mañana, a decirme que mi post anterior habia sido una caca, que el de los hippies estaba mejor y que bla bla bla. Por suerte llevaba mi 38 en el bolsillo interno de la campera, a uno le volé la cabeza, sin querer, porque en realidad le quería atravesar la tráquea, para que quedara como esos que no pueden hablar si no es apretándo un botoncito y que tienen que usar un corcho en el cuello para no derramar sus ingestas. En fin, al otro lo vi medio asustado, así que cuando empezó a correr... en realidad, apenas se dió vuelta, le metí una bala en el culo, cayó y se arrastró hasta el refugio más próximo, donde se encontraba un montón de gente asombrada sin poder creer lo que acababa de suceder. Les dije que iba a estar bien mientras agarraba del pantalón al otro que estaba en el piso y lo llevaba arrastrando hasta la rambla. Estaba medio cansado, así que lo dejé ahi, a medio camino entre el asfalto y el agua. Me dispuse a caminar un rato, cuando a los 6 minutos aproximadamente veo a un individuo que con toda su hombría me dirigía la palabra en busca de que yo la administrase un cigarrillo. Saqué uno del paquete que guardaba en el bolsillo del pantalón, saqué el encendedor, lo prendí, fumé unas bocanadas, y el tipo esperaba. Me quedé ahí mirando el agua apagada y oliendo la briza del mar con su fiebre salina y fresca. Al ver que no me inmutaba me repitió la pregunta, tienes un cigarrillo?... creo que no terminó de decir esa última palabra, cuando mi mano sin mirarlo sacó el cigarro de mi boca y se lo incrustó en un pómulo. Quiso resistirse, pero sus gritos lo inmobilizaron y ahí quedo, postrado en el piso, tomandose la cara (parecía sentir dolor) gritandome cierta blasfemia que no me atrevo a repetir. Así que tome un taxi, estaba cansado de la gente, de la agresividad que tenía que aguantar por parte de ellos, yo solo estaba siendo franco y directo, como siempre me dijeron que fuera. Cuando llegó el señor que manejaba me quiso cobrar una suma de dinero que yo obviamente no pude pagar, y ante mis gritos de que no podía cobrarme eso, y ante los suyos que decían que el taxi había subido la tarifa, me bajé del coche, le exploté una llanta de un balazo, le rompí el vidrio delantero, y le golpeé la cabeza, estas ultimas dos acciones manifestadas con la culata de mi 38. Se ve que el tipo se durmió al instante, porque mi cabeza dejó de procesar sus alaridos incesantes. Volví a casa y me dormí tan pronto como pude. Tenía una fuerte jaqueca y no había comido nada. Así que ya saben, si no les gustó el post anterior pueden besarme el culo.